Crema de lavanda

Esta crema es una sorpresa perfecta para cerrar una comida especial y, sobre todo, muy resultona y versátil para acompañar los momentos navideños: sola, con fruta fresca, con bizcochos o como relleno de tartaletas.

La base láctea aporta proteínas y calcio, mientras que la lavanda suma un toque floral delicado que convierte cada ración en algo memorable sin resultar pesado. Es un postre sencillo de preparar en un solo cazo, ideal para hacer con antelación y servir frío, o como más te guste.

Comensales: 4 o 6

Tiempo preparación: 20 minutos

Dificultad: si sabes remover en un cazo, lo tienes casi todo hecho

Menaje utilizado: un bonito cazo de la gama Nordic de Vitrinor

Necesitas:

 

  • 500 ml de leche entera  
  • 200 ml de nata para montar  
  • 3 yemas de huevo  
  • 60 g de azúcar  
  • 2 cucharaditas de flores secas de lavanda (uso culinario)  
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 1 cucharadita de maicena  
  • Flores de lavanda adicionales para decorar (opcional)





¿Cómo se hace?

Infusiona la leche con la lavanda 

Coloca en un cazo la leche, la nata y una cucharadita de flores de lavanda y calienta a fuego medio hasta que esté casi a punto de hervir, removiendo de vez en cuando. Retira del fuego, deja infusionar unos 5 minutos y cuela para eliminar las flores, conservando ese valioso líquido aromatizado.

 

Mezcla yemas y azúcar  

En un bol, bate las yemas con el azúcar, la esencia de vainilla y la maicena hasta obtener una mezcla lisa y sin grumos. Esta base aporta cremosidad, proteínas de calidad y una textura muy sedosa típica de los postres lácteos. Merece la pena que remuevas bien para un buen resultado final.

 

Templar y unir las mezclas  

Vierte poco a poco la leche infusionada sobre las yemas, sin dejar de remover, para que el calor no las cuaje. Este paso es clave para conseguir una crema fina y homogénea.

 

Cocinar hasta espesar 

Devuelve todo al cazo y cocina a fuego medio-bajo, removiendo continuamente con una cuchara de madera o espátula, hasta que espese ligeramente y tenga textura cremosa (unos 7 minutos). No debe hervir fuerte para que la crema no se corte.

 

Reposar y servir 

Retira del fuego, deja que pierda un poco de temperatura y reparte en recipientes individuales. Puedes servirla templada o bien fría tras un reposo en la nevera, según prefieras.

 

Toque final  

Justo antes de llevarla a la mesa, decora con una pizca de flores de lavanda por encima. Suma aroma y un punto visual muy elegante, perfecto para lucir en bandejas o fuentes sobre la mesa de fiesta.

 

Por qué funciona tan bien en Navidad

 

La combinación de leche, nata y yema da como resultado un postre cremoso, rico en calcio y con proteínas de buena calidad, ideal para servir en raciones pequeñas pero muy satisfactorias. La lavanda aporta un perfume suave y relajante, que acompaña muy bien sobremesas largas, cafés y chocolates calientes sin resultar empalagoso.

 

Es una crema muy versátil: puedes servirla tal cual, con frutas de temporada, sobre un bizcocho fino o dentro de vasitos combinada con galleta crujiente, adaptándola a distintos menús navideños con muy poco esfuerzo. Cocinada en un buen cazo o cacerola de fondo grueso, con calor uniforme, se consigue una textura perfecta sin complicaciones, lista para convertirse en uno de esos postres que repetirás cada año.