La Sopa del Doctor

La sopa que te revive cuando crees que ya nunca te podrás levantar del sofá. Un caldo honesto, cálido y con ese punto de “esto me está arreglando por dentro” que solo dan ciertos ingredientes cuando trabajan en equipo: el calorcito del jengibre, la redondez del pollo, la chispa de la cúrcuma y ese golpe aromático que convierte una olla en un pequeño laboratorio de bienestar.

Duración: 1 h más o menos

Comensales: 2 ó 3, que repetiréis

Dificultad: Muy fácil

Menaje utilizado: cacerola con tapa Vitrinor 

Necesitas:

 Ingredientes

• 1 cebolla grande

• 2 zanahorias

• 2 dientes de ajo

• 1 trozo de jengibre (del tamaño de un pulgar)

• 1 cucharadita de cúrcuma

• 2 hojas de laurel

• Pimienta negra al gusto

• 1 guindilla (bastante opcional)

• 2 filetes de contramuslo de pollo

• Un chorrito de vino blanco (un dedo)

• Aceite de oliva

 

 

• Sal

• Agua

• Cilantro picado para servir (opcional, pero muy recomendable)

¿Cómo se hace?

Prepara la base.

Pela y corta la cebolla y las zanahorias en trozos grandes. Salpimienta el pollo.

Dorar para despertar aromas.

Calienta un poco de aceite en tu olla Vitrinor y dora los contramuslos. Sácalos y reserva.

Las verduras entran en acción.

Añade la cebolla y la zanahoria con una pizca de sal. Pocha 5 minutos.

Aromáticos, el equipo médico.

Incorpora el ajo picado, el jengibre rallado, el laurel y la guindilla si la quieres con carácter. Deja que todo se cocine un poco más.

El vino hace su magia.

Añade el chorrito de vino y deja que evapore el alcohol.

Hora de unir fuerzas.

Devuelve el pollo a la olla, agrega la cúrcuma y cubre con agua. Tapa y cocina a fuego medio unos 45 minutos.

Dentro batidora

Destapa, retira el pollo (para deshilacharlo después), quita la guindilla y el laurel, y tritura el caldo hasta obtener una crema ligera pero con cuerpo. Ajusta de sal.

El toque final.

Sirve la sopa bien caliente con el pollo deshilachado por encima. Remata con un poco de cilantro picado.

¿Por qué funciona tan bien?

El “efecto reconstituyente”

No es magia, es química culinaria:

  • El pollo aporta colágeno y aminoácidos que ayudan a recuperar energía.

  • Jengibre y cúrcuma son antiinflamatorios naturales y avivan la circulación.

  • Ajo y pimienta activan defensas y mejoran la digestión.

  • Laurel y zanahoria aportan compuestos aromáticos calmantes y minerales.

  • El caldo caliente aumenta hidratación y despeja vías respiratorias.

Todo junto es básicamente un reset suave y cálido. Cuando terminas el cuenco, notas dos cosas: que te ha sentado de maravilla… y que ya estás pensando en repetir. Esta sopa no hace milagros, pero por cómo te deja, podría tener consulta propia.