Espárragos blancos frescos caramelizados con huevo escalfado
Si nunca has cocinado espárragos blancos frescos, no te lo pienses mucho; en estas semanas están en su mejor momento y el resultado merece la pena. Te proponemos una receta sencilla que no te dejará indiferente, basada en un espectacular producto de temporada.
Solo necesitas una sartén antiadherente y un cazo para elaborar esta receta, que se apoya en una técnica muy básica con la que conseguimos que el espárrago adopte una textura tierna y un toque dulce que le va perfecto. ¡Empecemos!
Comensales: 3 o 4 personas Tiempo de preparación: unos 15 minutos Dificultad: si estamos atentos, ninguna
Necesitas:
Para 2 personas
6/8 espárragos blancos frescos, más bien gruesos Una nuez de mantequilla Sal y pimienta Dos cucharaditas de azúcar 2 o 3 huevos Sal y vinagre
¿Cómo se hace?
Limpia bien los espárragos con agua. Escurre y seca bien con un papel absorbente.
Pela los espárragos con un pelaverduras respetando la yema (aunque veas que la piel está tierna, debemos quitarla porque amarga).
Corta los espárragos en rodajas oblicuas como de medio centímetro, dejando las yemas enteras
En una sartén antiadherente pon la nuez de mantequilla a fuego medio y añade las rodajas de espárrago con las yemas y el azúcar.
Mueve muy suavemente mientras se van pochando, alrededor de 5 minutos (si son muy gruesos, necesitarás más tiempo)
Cuando veas que ya empiezan a estar tiernos, sube la intensidad del fuego como unos 5 minutos más. Verás que adquieren un bonito color dorado.
Ya, tienes los espárragos en su punto, sácalos y salpimienta al gusto.
Ahora puedes acompañarlos con un par de huevos escalfados, su complemento perfecto. Ya sabes: pon agua con un poco de vinagre a hervir. Cuando rompa, lo retiras del fuego y añades con cuidado el huevo. Tapas y dejas que se cuaje durante tres minutos.
Moja los trozos de espárrago en la yema y disfruta la experiencia.
