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Cocina

lunes, 15 de abril de 2024

Patatas bravas caseras

“Una de bravas” está entre las frases más oídas en nuestros bares a la hora del aperitivo. Es una fórmula irresistible de puro simple: patatas bien fritas y una salsa picante de color rojizo.


Aunque admite muchas variaciones, aquí os ofrecemos una receta que no pretende ser la mejor ni la más auténtica, pero es sencilla y sale muy rica. Ya verás qué facil:

TIEMPO: 40 minutos

COMENSALES: entre 2 y muchos

DIFICULTAD: lo más complicado es encontrar un punto de picor que guste a todos.

INGREDIENTES:

  •           800 g de patatas fritas en dados grandes
  •           400 g de tomate frito
  •           3 dientes de ajo laminados
  •           1 pimienta de cayena picada
  • Pimienta negra molida y sal al gusto
  • 1 cucharada de vinagre de Jerez
  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharadita de pimentón de la Vera dulce, picante o        una mezcla de ambos

PREPARACIÓN:

Para la salsa: en una sartén, saltea los ajos laminados a fuego suave con aceite de oliva, añade la cayena y el pimentón durante unos minutos, hasta que desprendan olor. La cantidad de cayena y la proporción entre pimentón dulce y picante marcará la “bravura” de la salsa. Tú decides el grado de picor que quieres.

Cuando veas que el ajo está empezando a hacerse, añade el tomate frito (si es casero mejor, pero los hay muy dignos en conserva).

Cocina todo a fuego bajo moviendo suavemente durante 5 minutos, y añade el vinagre, la pimienta y la sal. Mezcla muy bien y retira. ¡Bravo, ya tienes la salsa!

A continuación, pela y corta las patatas en dados grandes y fríelas en aceite al punto que te gusten. Puedes cocer previamente la patata un poco antes de freirla para que quede más tierna.

Otro buen consejo es dejar que las patatas se vayan ablandando con el aceite a baja temperatura para subir el fuego en el último momento; así quedarán crujientes por fuera y blanditas por dentro. Si contamos con un recipiente con cestillo la cosa es mucho más fácil; dejamos que las patatas se ablanden con el aceite no muy caliente, levantamos el cestillo para que escurran las patatas mientras calentamos el aceite, y las volvemos a introducir cuando esté muy caliente para crear una costra crujiente.

Finalmente, agrega sal al gusto y sirve con la salsa. Si las comes con palillos te sabrán todavía mejor.

Como ya hemos dicho, hay otras versiones de salsa brava; muchas de ellas se resuelven a base de pimentón y harina para espesar, sin nada de tomate. En cuanto a las especias, además de la pimienta puedes añadir comino o cualquier otro sabor que te guste. Prueba hasta dar con tu combinación personal y así habrá otra receta más en el extenso mundo de las patatas bravas.