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Cocina

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Tips para tu táper: comer bien en el trabajo es posible

Ahora que la mayoría hemos vuelto a lo que llamamos “rutina diaria” (término del que deberíamos huir, ya que el sentimiento de rutina depende en gran parte de la actitud con la que afrontemos el día a día), se nos hace cuesta arriba volver a la oficina y a todo lo que conlleva. Eso implica las tareas, los compañeros los jefes, y por supuesto, también habrá que comer. Aquí tienes algunos consejos para que te organices un poco mejor a la hora de preparar tu comida para llevar al trabajo.


Momentazo.  Te sientas en tu mesa favorita del chiringuito, que milagrosamente está libre, haces contacto visual con tu camarero de confianza y pides:

-Cuando puedas, una tapa de ensaladilla, una de chopitos y un tintito de verano.

- Fuera de carta me han entrado unas coquinas fresquísimas.

- ¡Venga!, un día es un día…

Entonces te despiertas y te das cuenta de que hoy es hoy. Estás en la oficina. Tienes sueño porque ayer te chupaste un atasco tremendo volviendo de la playa. Tienes una lista tremenda de emails sin abrir. Tienes hambre, porque anoche la nevera estaba vacía. Vale, hoy quizá lo mejor sea que comas fuera con algunos compañeros y así te pones al día.

Pero tienes un nuevo curso por delante y hay que comer bien. Y lo más barato posible, porque esas coquinas eran tan buenas como caras. Así que toca volver al táper, no hay otra. Podemos agobiarnos o podemos organizarnos mejor para que preparar la comida del trabajo no sea otro trabajo. Desde Vitrinor, te damos algunos consejos.

Hay algunas cosas básicas a tener en cuenta para lo relativo a la comida que te llevas a la oficina.

Lo primero, elige bien tu táper. La vuelta al trabajo es un buen momento para revisar si en tu plantilla de tápers ha llegado el momento de firmar alguna jubilación. Desecha aquellos que no cierren herméticamente

(no quieres abrir el bolso al llegar al trabajo y encontrar tus cosas bañadas en la salsa de tus calamares). Si son de cristal, examina que no tengan ni la más mínima fisura, ya que podrían romperse al meterlos al microondas. Si son de plástico, elimina aquellos que estén demasiado desgastados por el uso. No hace falta que los tires, puedes aprovecharlos para almacenar legumbres o pasta, pero deja de utilizarlos para la comida caliente, ya que el plástico se degrada con el calor y puede afectar al sabor de los alimentos y dejar residuos.

Elige tamaños razonables ajustados a una ración normal, junto a otros más pequeños para llevar aliños y complementos.

Los tápers de cristal son mucho más fáciles de limpiar (nunca se quedarán con ese tono rojizo imborrable que adquieren los recipientes de plástico en los que has metido salsa de tomate), más higiénicos, y se comportan mejor en el microondas. De hecho, en la medida de lo posible, evita calentar los alimentos directamente en el táper de plástico, es mejor tanto para el recipiente como para la comida.

La desventaja de los recipientes de cristal es que pesan más y se pueden romper, valora los pros y los contras antes de decidir.

Planifica y vencerás.

La mejor compra es la que empieza en casa; te sientas tranquilamente, haces una lista de lo que te apetecería comer, anotas los ingredientes que necesitas y entonces, y solo entonces, sales a comprarlos. Esta práctica te evitará la compra por impulso y tirar comida.

Para elegir el menú, ten en cuenta estos criterios:

  • Que sea un plato equilibrado, con una buena proporción de carbohidratos, proteína, y algún elemento fresco como fruta o verdura.
  • No te compliques: elige platos sencillos de cocinar, piensa que para tener un menú variado deberás hacer bastantes elaboraciones, y no querrás hipotecar todo tu fin de semana para eso.
  • Prepara platos que se conserven bien, que aguanten bien de un día para otro y no pierdan propiedades después de ser congelados, así puedes asegurarte de tener un stock de platos congelados de los que ir tirando para llevar al trabajo y a medida que pasen las semanas, tendrás más variedad en tu congelador. Para eso es importante tenerlo despejado; haz una revisión previa para tirar alimentos que a lo mejor hasta se te había olvidado que tenías ahí. Ya sabes que hay guisos que están muy buenos después de ser congelados y otros no tanto (los que llevan patata, por ejemplo).
  • Infórmate y prueba. En internet puedes encontrar muchas recetas recomendadas para llevar al trabajo, aprovecha la oportunidad de descubrir sabores nuevos.
  • Escoge salud y pocas calorías. Piensa que es el almuerzo de diario, no vas a tener demasiado tiempo para comerlo y vas a seguir trabajando después, no te puedes permitir hacer una digestión demasiado pesada (y lo de dormir la siesta en el despacho, por lo que sea, no está bien visto). Reserva los excesos disfrutones para el finde y vacaciones.
  • A la hora de “emplatar” dosifica bien las raciones, la mayoría de los tápers tienen más capacidad de lo que parece. Para ir cogiendo la medida, sobre todo de los nuevos, un buen método es llenar un plato con la cantidad que creas adecuada para ti y luego introducir su contenido en el táper que vayas a llevar, así te haces una idea del nivel óptimo de llenado.

Más consejos interesantes: en el caso de las ensaladas, aliña justo antes de consumirlas, así las hortalizas no se ablandan. Puedes incluir un recipiente más pequeño para llevar el aliño aparte o, si tienes sitio, tener una reserva de condimentos en tu oficina.

Una buena idea es llevar las ensaladas en un frasco de cristal con tapa de rosca y boca ancha. Así puedes separar los ingredientes en capas y te resultará muy fácil mezclar el aliño cerrando bien la tapa y agitando el recipiente enérgicamente.

Si lo deseas, puedes reservar un día para llevar exclusivamente alimentos frescos como fruta o ensalada. Así adquieres una costumbre saludable, das un respiro a tu organismo y te ahorras cocinar.

Por último, pero no menos importante: procura disfrutar de tu comida, elige cosas que te gusten, intenta convertir ese momento en un paréntesis agradable, no comas frente al ordenador e intenta juntarte con otros compañeros para hablar de cosas ajenas al trabajo.

Y los primeros días, tómatelo con calma. Si no te ha dado tiempo para cocinar nada, tampoco pasa nada si alguna vez sales de la ofi y picas algo por ahí. ¡Un día es un día… aunque sea laborable!