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Cocina

viernes, 3 de noviembre de 2023

Recetas para ahorrar energía cocinando

Suben los alimentos, sube la energía, y parece que cocinar empieza a convertirse en un lujo. Pero todo es cuestión de práctica, de buenas prácticas.


En el día a día, mientras cocinamos, a veces tenemos costumbres que aumentan el consumo de energía y son muy fácilmente evitables si lo tenemos en cuenta. Aquí os mostramos una lista de consejos. Se basan en el sentido común y en sacar partido a lo que tenemos.

  • Utiliza menaje eficiente que permite cocinar a fuego medio.

Si has tenido el acierto de incorporar a tu cocina un menaje de calidad, con materiales de última generación, lo suyo es que le saquemos partido. Si estamos acostumbrados a un menaje obsoleto, de la vieja escuela, es probable que mantengamos el mismo nivel de calor cuando cocinemos con el nuevo material, pero debemos recordar que esta nueva generación de menaje está diseñada para aprovechar muchísimo mejor el calor y por lo tanto, vamos a conseguir el mismo efecto en los alimentos con el fuego más bajo tanto si hablamos de gas como de vitrocerámica o inducción en pocos días coma a base de prueba y error le encontraremos el punto de fuego que necesitan nuestras recetas utilizando este tipo de menaje más eficiente.

  • Las mejores tapas son las que no tienen nada que esconder.

Cada vez que levantas la tapa de la olla o cacerola para ver cómo va tu guiso, estás perdiendo energía porque el vapor que se ha acumulado se pierde, además, tampoco es lo mejor para conseguir que la receta se haga a temperatura constante. Utilizas tapas transparentes cuando cocines y podrás verás la evolución del plato sin necesidad de “molestar” al guiso a cada rato.

  • Aprovecha el calor residual para terminar la cocción.

Imagina que estás haciendo un guiso que precisa∫, pongamos, 45 minutos de cocción a fuego más bien alto. Miras atentamente el reloj y a los 3/4 de hora exactos retiras la cazuela del fuego y apagas. Esa placa, por mucho que esté apagada, seguirá emitiendo calor durante bastante tiempo y es una pena, porque no se va a aprovechar para nada: es energía que tiras. En casos como este, lo puedes calcular con tiempo y apagar la placa o el fuego para que se acabe de hacer la receta con ese el calor residual, y aquí nos referimos tanto al calor que emite la placa como al propio calor del guiso, que sigue actuando sobre los alimentos y los termina de hacer (esto es algo que se hace en muchas recetas tradicionales, como la fabada, y también sirve para el arroz).

  • No es horno todo lo que reluce. Que quede claro: amamos el horno convencional y la técnica del asado es maravillosa para cocinar de forma cómoda con resultados deliciosos y saludables. Dicho esto, en ocasiones encender el horno convencional con todo el gasto energético que conlleva para ciertas cosas es un despilfarro que no va a repercutir en la calidad de lo que cocinamos. El horno microondas ha demostrado tener más posibilidades de las que se pensaba al principio, y no solo para calentar; también para cocer. Por ejemplo, si queremos hacer una tortilla de patata con muy poco aceite podemos pochar la patata en el microondas y nos quedará perfecta para lo que queremos. Recuerda que hay microondas con grill incorporado coma de manera que cuecen el alimento por dentro para que quede tierno y luego le podemos dar el toque crujiente que nos daría un horno convencional.
  • Adapta el tamaño del recipiente a la cantidad que cocines. El zapato que mejor nos sienta es el de nuestra talla, con el menaje ocurre igual coma el más adecuado será el que se ajuste más al tamaño de nuestra receta. Si vamos a hacer macarrones para uno, no hay ninguna necesidad de hervir 4 L de agua en una cacerola grande. Y tampoco necesitamos una sartén de 24 cm de diámetro para freír un huevo. Merece mucho la pena incorporar a nuestro menaje elementos pequeños (sartenes, cazos bandejas, etc) para ganar tiempo y energía.
  • Renovarse o gastar. Si hay en el mercado recipientes de menaje que ahorran hasta un 50% de energía y no los usamos, podemos hacer el sencillo cálculo de multiplicar todas las veces que empleamos nuestro viejo menaje por la cantidad de energía que estamos gastando de más, para hacernos una idea de lo rentable que resulta actualizar nuestro menaje. Cuanto más cocinemos, antes lo amortizaremos.
  • Apuesta por la inducción. Cuando se trata de ahorrar tiempo y energía sin duda la inducción es el mejor sistema para cocinar. En la mayoría de los casos no notaremos la diferencia respecto a otros sistemas como el gas o la placa vitrocerámica. Después de un tiempo de adaptación, haremos nuestros platos de siempre mucho más rápido. Como es natural, la inducción no es la solución perfecta para todas las recetas, pero para aquellas en las que intervienen cacerolas y ollas o sartenes para sofritos, etc, conseguiremos el mismo resultado con un ahorro de tiempo y energía muy notable.
  • Cocina una vez, congela, come más veces. Ya que nos ponemos, aprovechamos. Hay muchísimos platos que aguantan perfectamente la congelación durante bastante tiempo: guisos de carne, platos de pasta, cremas, salsas, legumbres, caldos, croquetas, empanadillas, albóndigas…. la lista es casi interminable. En el fondo, nos va a costar lo mismo hacer lentejas para dos que para 8, es cuestión de llenar más o menos la olla. Con un buen frigo, y unos buenos tápers que permitan ser etiquetados, puedes optimizar muchas tardes de cocina y asegurarte un “fondo de frigo” que te resultará muy útil.
  • Descongela al aire. Por mucho que exista una función de descongelado en el microondas, la mayoría de las veces va a quedar mucho mejor el producto si tenemos la previsión de sacarlo antes del congelador y dejar que se descongele a temperatura ambiente (o más despacio, pasándolo del congelador al frigorífico). Esto es especialmente aconsejable en las carnes y pescados; cuando metemos un filete de carne o pescado a descongelar en micro, se nos puede quedar “precocido” si no tenemos cuidado, y encima habremos gastado energía sin necesidad.
  • Trocea y vencerás. Si quieres que las piezas se cocinen antes, un buen truco es dividirlas en trozos más pequeños. Un pollo entero tarda más en asarse que dos medios pollos, y esto es aplicable a muchos otros alimentos, como las verduras y hortalizas con las que hacemos una crema, o las patatas que asamos en el microondas.

Una vez que adoptamos estos consejos y los incorporamos a nuestro día a día, resulta muy fácil seguirlos. Estamos seguros de que la energía que has empleado en leer este artículo te va a compensar.