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Cocina

lunes, 18 de septiembre de 2023

El aperitivo: ese pequeño gran momento

Hay cosas en la vida que, para que nos salgan bien, necesitamos ceñirnos a una receta de forma escrupulosa, y cuando lo hacemos así, triunfamos. El éxito del aperitivo radica justo en lo contrario; es un formato muy abierto que podemos disfrutar de mil maneras, y siempre va a salir bien. ¿Qué tendrá el aperitivo que le gusta tanto a todo el mundo, hasta el punto de merecer su propio Día Mundial?


Buscar denominadores comunes en un país como el nuestro, con tantas culturas diferentes, lenguas, tradiciones, gastronomías… es complicado. Pero sin duda, algo que tenemos en común desde Finisterre hasta Algeciras, es nuestra devoción, casi religiosa, por el momento aperitivo. Es que nos encanta. Lo hemos vivido desde pequeños con nuestros padres y de mayores reproducimos el modelo con familia y amigos. Es una mezcla de fiesta, reunión social y gastronómica a la que es muy fácil acostumbrarse. Vamos a intentar analizar el porqué de su éxito.

El fin de semana empieza aquí.

Si estamos tomando un aperitivo normalmente significa una de estas dos cosas: es fin de semana o estamos de vacaciones. En una jornada laborable no es tan fácil encajar un aperitivo como dios manda. La mayor parte de las veces será el momento en el que estrenemos el fin de semana. Tenemos por delante un regalo en forma de finde, y el aperitivo es el lazo que desanudamos para empezar a disfrutarlo. Aperitivo significa que ya no tienes prisa, que hay toda una tarde por delante y que mañana es domingo, (o lunes, pero este momentito no te lo va a amargar nadie).

Esa maravillosa informalidad.

Uno de los mandamientos del aperitivo es estar relajados. Es todo lo contrario a una comida formal. La hora de convocatoria no es nunca “en punto” sino más bien “a partir de”, la gente se va sumando cuando puede y le viene bien, y con la misma libertad decide en qué momento marcharse. Habrá quien lo prolongue hasta la hora de la cena, y quien que se pase a saludar un momento mientras pica algo rápido. No hay asientos asignados, jamás nos veremos condenados a soportar toda la velada junto a una persona que se nos indigeste. El aperitivo se vive en mesas abiertas o directamente de pie, al amparo de una barra y con el soporte de algún taburete adicional. Puede transcurrir en un mismo local -de manera que nos dediquemos a investigar todas las posibilidades de su carta de tapas y raciones para satisfacer las curiosidades de unos y otros- pero también es muy popular la modalidad trashumante, consistente en ir de sitio en sitio para probar la tapa emblemática que ofrece cada establecimiento de una calle o pueblo. Muchas ciudades proponen rutas con nombres más o menos pintorescos, que juntan en muy pocos metros una enorme variedad de propuestas.

El aperitivo es tan relajado que en ocasiones ni siquiera necesitamos quedar; basta con dejarnos caer en nuestro local de referencia sabiendo que nos encontraremos con amigos o familia que también son parroquianos asiduos. También es frecuente empezar el aperitivo con un grupo y acabarlo con otra gente a la que hacía mucho tiempo que no veíamos. O que los más querenciosos de diferentes pandis unan fuerzas y se forme un nuevo corrillo con todos los reacios a marcharse.

Otra cualidad adorable del aperitivo es que no es celoso, no nos exige dedicación exclusiva. El aperitivo es compatible con vigilar a los niños mientras juegan en la piscina, ver un partido de fútbol, disfrutar una sesión matinal de DJ o casi cualquier otra actividad que nos apetezca (sí, también la que estás pensando).

Esa maravillosa variedad.

Aparte del aspecto social, el otro puntal de esta costumbre que tanto gusta tiene que ver con lo gastronómico. El aperitivo, cada vez más, está dejando de ser fiel a su etimología. Lo que solía ser un ligero prólogo para despertar el apetito de cara a la comida principal, en muchísimas ocasiones se acaba convirtiendo en la comida en sí. Y aquí tenemos que hablar de una palabra mágica que ya se pronuncia con deleite en todo mundo: TAPA. Una tapa es una comida servida en ración pequeña, suficiente para dar un par de bocados, que generalmente se sirve acompañando a la bebida. Dependiendo de la sofisticación del plato y del local, será cortesía de la casa o habrá que pagar por ella.

A todo El mundo le gusta comer de tapas porque despierta nuestra curiosidad: vemos en el bar una larga lista de cosas con pinta de estar muy ricas y nos apetece probarlas todas. Las hay deliciosamente sencillas y otras complicadas e innovadoras, que suelen competir en las cada vez más frecuentes jornadas de la tapa que se celebran en multitud de ciudades y pueblos, algunas con renombre internacional. Cualquier plato puede ser tapa; es una mera cuestión de formato. Un boquerón en vinagre sobre una patata frita de churrería es una tapa increíble, pero una cazuelita de paella o de fabada también lo es. Ir de tapas es una forma fantástica de tomar contacto con la gastronomía y la cultura local; cada zona tiene sus tapas favoritas e incluso una expresión diferente para hablar de lo mismo: tomar el aperitivo, ir de pintxos, ir de blancos, ir de vinos, ir de cañas, ir de cañeo, ir de potes, ir de tapeo, ir de txiquiteo… si elegimos bien el lugar y la compañía, podemos convertir el aperitivo en una deliciosa visita guiada por la gastronomía y la idiosincrasia de una región.

El top ten de las tapas españolas.

Por suerte, es muy difícil elaborar una lista con las tapas favoritas de los españoles, hay muchísimas variedades en función de cada zona. Pero, generalizando mucho y sin quererlo convertir en ranking, podríamos mencionar entre nuestras 10 tapas preferidas platos tan evocadores como: ensaladilla, tortilla de patata (con y sin), patatas bravas o alioli, croquetas, pulpo a la gallega, paella, gazpacho/salmorejo, gilda, papas arrugás y chopitos. La mejor prueba de la fantástica variedad de las tapas españolas es que probablemente ninguno de los lectores estará de acuerdo con esta lista al cien por cien.

El aperitivo indoor, una opción fantástica.

El aperitivo está muy asociado al terraceo y salir a la calle, pero montar un aperitivo para familiares o amigos en nuestra casa puede ser una forma muy divertida de juntar a la gente de una manera más desenfadada, sin necesidad de montar una mesa. Es decir, que si estás de humor puedes invitar a más gente de la que te cabría sentada para que se repartan por la estancia picando cosas, e incluso puedes calcular que unos vengan antes y se vayan para que otros tomen el relevo.

Y te complicas complicarte lo que quieras. Si te apetece cocinar e investigar nuevas recetas este puede ser el momento para su puesta de largo entre amigos, pero también te puedes montar un aperitivo fantástico tirando de conservas, embutidos, dips y quesos. Eso sí, nunca estará de más que cuides la presentación; en Vitrinor encontrarás fuentes y cazuelas de diferentes tamaños, ideales servir todas las delicias que quieras ofrecer.

No esperes al próximo Día Mundial del Aperitivo para disfrutar de un momento tan nuestro y especial.

Un último consejo: todo se disfruta mejor con moderación. Recuerda que también existe la cerveza sin alcohol, el bitter, los refrescos, el mosto, el agua del grifo… se trata de ir de tapas sin acabar de patas.