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Cocina

viernes, 16 de agosto de 2019

Por qué se comen palomitas en el cine

Si hay un alimento que desde siempre hemos relacionado con las películas han sido las palomitas pero ¿sabes por qué se comen palomitas en el cine? Descubre en el blog de Vitrinor de dónde viene esa costumbre. Visítanos.


Sin duda, uno de los actos más comunes cuando vamos al cine es comprar un paquete de palomitas para que nos acompañen mientras disfrutamos del último estreno de cartelera. Y, de un tiempo a esta parte, cuanto más grande sea el recipiente… ¡mejor!

Es tal la costumbre que incluso lo disfrutamos cuando ponemos las películas en casa: nada nos separa de preparar este maíz para disfrute del momento. Ya os contamos en Universo Vitrinor cómo hacer palomitas en una sartén Vitrinor, de forma fácil y sencilla sin manchar demasiado. ¡Te quedarán riquísimas y totalmente sanas! 

Historia de la venta de palomitas en el cine

Pero como todo, esta costumbre tan arraigada tiene un punto de partida. Y como no podía ser de otra forma es tan americano como las películas hollywoodienses. Y es que la proliferación del consumo de este alimento en el cine se remonta nada menos que a 1929 - 1933, época de la Gran Depresión de Estados Unidos. 

En este momento y con la situación del país, el cine constituyó unos de las pocos entretenimientos para la población norteamericana. Dentro de esta salida de ocio el único lujo que se podían permitir era un cucurucho de palomitas, que compraban en los puestos callejeros situados a las entradas de las salas.

Además, esto suponía matar dos pájaros de un tiro ya que si querían tener el estómago igualmente entretenido durante la proyección, los empobrecidos espectadores podían permitirse unas palomitas elaboradas al instante con una materia prima tan abundante (y barata) en EE UU como son los granos de maíz.

Fue la visionaria Julia Braden, en Missouri, la primera en ver el filón de este snack y con esa idea acudió a los dueños del Linwood Theater para que permitieran poner un puesto de palomitas en el interior de su local. Tal fue el éxito de su negocio, que en 1931 ya tenía cuatro puestos en distintos cines

Viendo los buenos beneficios que reportaba este “nuevo” negocio, los dueños de las salas se sumaron al carro y decidieron eliminar al intermediario y comenzaron a gestionar ellos mismos directamente esta actividad, añadiendo al fructífero negocio nuevas variedades de aperitivos. 

Pero no fue hasta la II Guerra Mundial cuando ya definitivamente el cine y las palomitas se convirtieron en costumbre. Gran parte de ello se debe a la escasez de azúcar en esta época, lo que hizo que los vendedores de caramelos fueran desapareciendo (debido al racionamiento de este producto)  frente a las palomitas que vieron su expansión ya que al ser fabricadas con maíz (tan abundante en la zona), ganaron posiciones.

Prueba de ello es que cuando acabó la guerra, más de la mitad de las palomitas que se consumían en Estados Unidos se tomaban en el cine, constituyendo el 85% de sus ganancias.