Mentiríamos si dijéramos que nunca hemos dejado una sartén al fuego mientras hacemos otras cosas. Lo hemos hecho todos. Nos ponemos a hacer otras tareas, hablar por teléfono, ver de nuevo el vídeo de la receta que vamos a hacer u otras miles de cosas más… Si nos descuidamos el tiempo suficiente, tenemos la posibilidad de volver a la cocina y encontrarla hecha un infierno.
Antes de que sigas leyendo, presta atención a esto: ¡Nunca eches agua a una sartén incendiada! Queremos dejarlo claro cuánto antes, echar agua a la sartén sólo empeorará la situación. Es una creencia muy generalizada, para apagar un fuego se le echa agua ¿verdad? Pues no, no en este caso.
El agua al entrar en contacto con el aceite se evapora rápidamente y genera una gran explosión como refleja este video. Ya sabéis, ¡jamás agua en una sartén incendiada!
Entonces, ¿cómo apagamos la sartén?
1. Lo primero y más importante, mantén la calma, estar nervioso nos puede hacer cometer errores tontos que hagan la situación más peligrosa de lo que es.
2. Intenta apagar la fuente de calor y después, si es posible, apartar la sartén a un lugar dónde el fuego no pueda propagarse. Sólo si las llamas lo permiten.
3. Coger un paño de cocina y humedecerlo bajo el grifo. Después escurrirlo bien para que no ocurra nada de lo que hemos dicho anteriormente con el agua.
4. Con el paño protégete los brazos de las llamas y échalo sobre la sartén tapándola. Esto hará que el fuego se quede sin oxígeno y se extinguirá por sí solo.
5. Si por algún casual el fuego se ha propagado a algún mueble intenta apagarlo con, ahora sí, abundante agua. Solo si ya has apagado el fuego de la sartén.
6. Por último abre las ventanas y puertas para ventilar el humo que pueda haber generado el incendio.
Si sueles despistarte con facilidad, la primera medida que deberías de tener en cuenta es la de tener instalado en la cocina un detector de humos. Quizá te parece excesivo pero en otros países europeos esta medida es obligatoria.