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Cocina

martes, 7 de mayo de 2024

Cura sana… cocinar para enfermos.

“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina” 2.500 años después, esta frase de Hipócrates, considerado el padre de la medicina, sigue siendo vigente. Sabemos que una alimentación adecuada es fundamental para prevenir muchas enfermades. Pero, una vez que se presenta, y en la convalecencia, la nutrición juega un papel vital. En este artículo, exploraremos la importancia una alimentación saludable para los enfermos, centrándonos en cómo la comida adecuada puede marcar la diferencia entre la recuperación y la debilidad prolongada.


La alimentación, el mejor arsenal para la salud.

En los momentos de enfermedad, incluso cuando el cuerpo parece estar en reposo, dentro se está librando una verdadera batalla para combatir la dolencia Los nutrientes son la munición que el enfermo necesita para para fortalecerse, luchar contra el ataque y reponer las reservas agotadas. Las enfermedades infecciosas, en particular, tienden a reducir el apetito y aumentar la necesidad de ciertos nutrientes, especialmente si hay problemas de absorción intestinal o un sistema inmunológico debilitado.

El problema es que, justamente cuando más se necesita comer bien, muchas veces nos encontramos inapetentes y eso juega en contra de “los buenos”. Cuando los enfermos no ingieren suficientes alimentos, el cuerpo recurre a sus reservas de grasa y músculos para obtener energía y nutrientes, lo que conduce a la pérdida de peso y, en casos prolongados, a la desnutrición, que debilita aún más el sistema inmunológico, disminuyendo la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y retrasando la recuperación.

Cómo ayudar a los enfermos a comer bien.

Es crucial proporcionar a los enfermos alimentos que sean fáciles de consumir y ricos en nutrientes. Ofrece porciones pequeñas y frecuentes de alimentos, especialmente si el enfermo carece de apetito, puede ser útil. Busca texturas blandas, como sopas, cremas o purés de verduras, que son bien tolerados, fáciles de comer, y se les puede dotar de mucho alimento. Además, ayudan a mantener una hidratación adecuada lo que es esencial, para compensar la pérdida de líquidos debida a la fiebre y otros factores.

Hacer que la comida sea más apetitosa es crucial. Intentemos que sea más atractiva, que entre los ojos, sin dejar de ser sana. Es el momento de conceder antojos, siempre que sean compatibles con el tratamiento, y de buscar las vueltas para aportar sabor abusar de aditivos. La presentación de alimentos coloridos, aromáticos y con texturas agradables puede hacer que la experiencia de comer sea más placentera, promoviendo así una mejor ingesta de alimentos y una recuperación más rápida.

Alimentación durante la recuperación:

Durante el proceso de convalecencia, el cuerpo a menudo experimenta un aumento del apetito y necesita material para reconstruir los tejidos dañados y restaurar las reservas agotadas. Es importante ofrecer una variedad de alimentos ricos en nutrientes para apoyar este proceso.

Buen momento de probar nuevas técnicas.

Tanto durante como después de la enfermedad, cuanto más libre de grasas sea la comida, tanto mejor. En la búsqueda de una dieta completa y atractiva para el enfermo, pueden jugar un papel interesante técnicas como la cocina al vapor, que preserva el sabor y propiedades de los alimentos sin necesidad de grasas, o el asado, en ligar de frituras más indigestas. Entre los productos Vitrinor encontrarás los recipientes más adecuados para cocinar al vapor, hornear y cocinar con un mínimo de aceite gracias su excelente antiadherencia

Quedémonos con lo bueno.

Promover hábitos alimenticios saludables y brindar apoyo nutricional adecuado puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas por diversas enfermedades.

Pero también es importante para todos, sobre todo para prevenir futuros percances. Así que, si hemos descubierto platos y técnicas más saludables para los enfermos, lo inteligente es incorporar lo bueno que hemos aprendido a los hábitos de toda la familia, y así la enfermedad habrá tenido un efecto secundario positivo. Y la próxima vez que los gérmenes quieran dañar nuestro organismo, se van a encontrar con un enemigo mucho mejor preparado para rechazarlo.

Por último, consulta siempre con el médico, el sabrá aconsejarte para adaptar la alimentación a las necesidades individuales de cada paciente y proporcionar consejos específicos según la fase de la enfermedad. Con empatía y cuidado, podemos ayudar a los enfermos a recuperarse más rápidamente y a sentirse mejor durante su proceso de curación.