1.En el primer uso lave el producto con una esponja, agua templada y un detergente suave. A continuación seque la pieza.
2.Evite el uso de estropajos o materiales abrasivos para no dañar la superficie. Una vez lavada y secada la pieza, echarle unas gotitas de aceite y extenderlo por la pieza, esto crea una fina película que protege el antiadherente.
3.Los restos de comida pegados, podrá eliminarlos fácilmente llenando la pieza de agua y una cucharada de bicarbonato dejando remojar el producto hasta que la mezcla se torne de un color marrón. A continuación enjabone y aclare como haría normalmente.
4.Evite usar utensilios metálicos o cortantes mientras cocina, ya que pueden dañar la superficie de las piezas. Del mismo modo, no conviene cortar los alimentos dentro de ellos.
5.Use temperaturas medias para cocinar ya que son óptimas tanto para los alimentos como para la vida útil de las piezas. Los cambios bruscos (refrescarlas debajo del grifo aún calientes, sobrecalentarlas vacías...) son muy perjudiciales, porque pueden deformar el fondo e impedir que el calor se reparta uniformemente en el futuro.
6.Precalentar la pieza a potencias medias-bajas (unos 30 segundos) antes de usar potencias superiores se prolongará la vida de su antiadherente, evitando que se deteriore innecesariamente.
7. para que las piezas no se deformen por exceso de calor.
8.Es preciso centrar bien la sartén sobre la cocina para no dañar el mango o el revestimiento y conseguir así una óptima distribución del calor.
9.Dirigir el mango de la sartén hacia el interior de la cocina durante la fritura evitará peligrosos accidentes con el aceite hirviendo.